Migración en manos de la trata
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Katya

Katya hablaba con un amigo 15 minutos antes de entrar al cuarto 327 del hotel Estadio, en la Roma, una de las colonias con más vida nocturna de la capital mexicana. No le dijo que había aceptado un trabajo como acompañante, inventó otra excusa para colgar, pero prometió llamarle en un par de horas y apagó el celular. Sólo que dos horas después, el número permaneció apagado.

Katya fue la única mexicana víctima de la ola de feminicidios de escorts. Ella provenía de una familia con muchas dificultades: el padre fue asesinado cuando ella tenía 12 años. Su madre tenía una discapacidad motriz , y el hermano, una discapacidad intelectual. Así que, como ocurre en muchas historias de trabajadoras sexuales, Katya tuvo que aportar a la economía. Con la secundaria trunca y con la necesidad urgente de dinero, esta adolescente vio una salida en la prostitución.

En ocasiones se planteó dejar el trabajo sexual. Buscó ser modelo o edecán. Pero regresaba a ser escort. A la necesidad del dinero rápido – “que no es fácil, porque nunca es fácil”, dice su amigo: “el costo emocional y físico es brutal”– se sumaba cualquier contingencia, cualquier emergencia, y sin ninguna otra entrada económica, regresar parecía la opción.

Ella es la única víctima que no se anunciaba en el portal Zona Divas, sino en otras páginas de internet. Sin embargo, el crimen del que fue víctima tiene similitudes con los de Wendy Vaneska y Génesis, por el tipo de lesiones, porque su asesino pagó el cuarto de hotel para toda la noche; porque se llevó sus identificaciones y cualquier cosa que lograra identificarla, pero sobre todo, por el grado de crueldad.

La joven, que entonces tenía 28 años, fue torturada durante una hora; en ese tiempo le rompieron los dedos de las manos, le sacaron las uñas, la agredieron sexualmente, la golpearon. Como en el caso de Wendy, fue degollada. Pero eso no la mató. La necropsia señaló como causa de muerte la asfixia.

Como en el caso de Wendy, el asesino dejó el cuerpo semi oculto a un lado de la cama.

Katya había hablado con su mamá poco antes de acudir a la cita. Como a su amigo, no le dijo que regresó a ser escort, le dio algún otro pretexto, pero le prometió regresar a casa esa misma noche. Cuando no llegó, su madre inmediatamente supo que algo estaba mal. Al día siguiente, tras infructuosos intentos por comunicarse, entró a la recámara de la hija. Sobre algún mueble vio, colocado con descuido, la portada de un disco compacto. Ahí, Katya había anotado la fecha, la hora y el hotel de la cita.

Su madre llegó al hotel cuando aún había acordonamientos judiciales.

El caso de Katya tuvo un giro importante: por medio de algunas investigaciones, la policía descubrió que el cliente que mató a Katya en realidad no había contactado con ella, sino con una amiga de ella. Katya le “ayudaba” a contestar el teléfono de citas. Quizás por un apremio económico, Katya decidió ir con ese cliente y no pasar el recado a la amiga. Por este motivo, los policías pretendían acusar a la propia Katya de ser tratante de personas.

De Katya, dice un amigo suyo: “Era una joven que tuvo una vida muy dura. Y nada de eso le borró la sonrisa de la cara. Era muy bonita. No tipo modelo, tipo GQ, pero tenía un aura, algo que atraía mucho, algo que la hacía muy especial. De alguna forma, era, además, demasiado inocente para este mundo. Ella siempre estaba de acuerdo con el mundo; ella siempre tenía esperanza”.

(Con información de Reforma, El Universal Gráfico, y fuentes que prefirieron no revelar su nombre)

Mujeres en la Vitrina

Edad: 28 años
Nacionalidad: Mexicana
Sobrenombre: N/A
Ocupación: Escort
Fecha de muerte: 12 de abril de 2018
Lugar de fallecimiento: Hotel Estadio, Colonia Roma, Ciudad de México
Causa de muerte: Tortura, degollamiento, asfixia

Información:
Investigación Especial Pie de Página y El Pitazo