Migración en manos de la trata
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Mujeres venezolanas alimentan redes de prostitución en China

Siete chicas llamaron la atención de tres guardias nacionales en el aeropuerto venezolano de Maiquetía. Eran atractivas, pero no tenían dólares, ni pasaportes. Dependían de una comitiva china-venezolana. Una intervención evitó que seis de ellas fuesen incorporadas a una red de prostitución que, según la Fiscalía venezolana, funciona en Beijing y cuya oferta principal son mujeres de Venezuela

Por: Nadeska Noriega Ávila

El aeropuerto internacional de Maiquetía es el principal puerto aéreo de Venezuela, lugar donde se detectó el intento del tráfico de mujeres hacia China.
Foto Nadeska Noriega

Era un viernes rutinario aquel 17 de noviembre del año 2017 en la terminal internacional del Aeropuerto Simón Bolívar de Maiquetía, el más importante de Venezuela, el aeródromo que sirve a la ciudad de Caracas.

Las maletas se desplazaban sobre el accidentado mosaico de Carlos Cruz Diez, la peculiar obra cinética que abarca el piso central y las paredes del área pública de la terminal aérea. Personal de seguridad y guardias nacionales hacían revisiones. Pasajeros formaban para ingresar a migración. Otros aguardaban frente a los mostradores de las aerolíneas para realizar sus chequeos. Pocos vuelos, familias envueltas en el llanto de la despedida de los que se van en busca de oportunidades, y un ambiente en ocasiones sofocante por las fallas del aire acondicionado.

Había pasado el mediodía y tres guardias nacionales cumplían con el recorrido de chequeo externo en el pasillo público de tránsito internacional, cuando un grupo de siete chicas llamó su atención. Eran jóvenes, atractivas y muy arregladas.

“Por eso las venezolanas tienen fama de ser de las mujeres más bellas del mundo. No sólo por eso de los reinados, sino porque hacen que haya que voltear a mirarlas”, recuerda uno de esos guardias nacionales cuya identidad debe ser preservada por medidas de seguridad.

Los tres efectivos, provenientes del interior del país, formaban parte de la Primera Compañía del Destacamento 451 de la Guardia Nacional con sede en Maiquetía y cuya función es dar resguardo a las instalaciones aeroportuarias.

“Una de las chicas estaba como llorosa. Con los ojos hinchados y rojos. Pensé que seguro se estaba despidiendo de la familia, como muchos. Pero no estaban con un gran grupo, sino ellas solas con un hombre con rasgos chinos que les decía que fueran más rápido, hacia la zona de chequeo de la aerolínea francesa. Eso nos creó ruido y las abordamos”, relata el efectivo castrense.

Efectivos militares venezolanos controlan las terminales para evitar la trata de personas y el microtráfico.
Foto. Nadeska Noriega

El grupo se dirigía hacia los mostradores de la aerolínea Air France con boletos para abordar el vuelo número 0385.

Los guardias hicieron sólo tres preguntas de rutina a las chicas: A dónde viajaban, cuál era el motivo del viaje y si llevaban dólares. Las respuestas no tardaron en ser dadas: a China, de turismo pero con una posible oferta de trabajo como promotoras y no tenían moneda norteamericana o china, sino unos pocos bolívares.

“Entonces les pedimos los pasaportes y tampoco los tenían con ellas, sino que los guardaba el chino que las acompañaba. Eso nos hizo dudar y pedirles a las siete muchachas y al hombre que las escoltaba que nos acompañaran para hacer un interrogatorio. Pensamos que era un caso de tráfico de drogas o de muchachas que podían ser usadas como mulas. Después vimos que era otra cosa”, relata el guardia, quien participó en el proceso de detención inicial, sin tener claro que podía ser un caso de trata de personas.

Tras la confiscación y revisión de equipos celulares, además de interrogar a cada una de las siete muchachas y su acompañante, los cuerpos policiales venezolanos ordenaron la captura de Yu Huang Feng, de 35 años, con doble nacionalidad, china y venezolana, residenciado en el estado Carabobo, en la región central venezolana. Él era el acompañante de la comitiva. Debía embarcarlas en el vuelo, pero no viajaría con ellas. También se ordenó la detención de Oriana Brito, de 24 años, quien fue señalada por las otras seis muchachas como la persona que las captó en centros nocturnos, promoviendo el viaje a China.

Brito tendría la responsabilidad de llevar a las jóvenes con una tercera involucrada, Yanzhen Wu, de nacionalidad china, con quince años de residencia en Venezuela, también en el estado Carabobo. Wu, a quien las chicas llamaban Ángela y la identificaban como una especie de manager, ya había pasado los controles migratorios y esperaba al grupo en la puerta de embarque de Air France, donde fue detenida.

El Ministerio público venezolano imputó a Feng, Wu y Brito por los delitos de trata de personas, asociación y uso de adolescente para delinquir, pues una de las chicas involucrada tenía 17 años de edad.

El caso es ventilado en juicio privado en el Tribunal Segundo de Violencia contra la Mujer en funciones de Control, Audiencia y Medidas del estado Vargas. Los acusados están recluidos en la sede del Destacamento 451 de la Guardia Nacional en el Aeropuerto de Maiquetía.

De la discoteca venezolana al centro comercial de Beijing

La trata de personas es un delito muy complejo de detectar. Así lo aseguran funcionarios de seguridad que trabajan aún en este caso, por tratarse de una investigación abierta y en proceso judicial, que dejó en evidencia la conexión entre Caracas y Beijing para la trata de personas.

“Nos encontramos frente a un caso de delito organizado y trasnacional. Por ello estamos siendo celosos con los hallazgos. Sin embargo, la evidencia recabada nos confirma que estamos frente a una red de explotación sexual y trata de personas. En el delito de trata de personas está implícito el engaño, referido no sólo a la existencia de falsa o errónea información, sino también a la intención de negar información real, basada en el uso de la confianza con el único objetivo de apropiarse y controlar la vida de la víctima a fin de esclavizarla. En este caso, quienes viajarían, lo harían con una oferta engañosa de empleo, pues aunque mostraban a las jóvenes captadas información de una empresa real establecida en Beijing y dedicada al turismo, esta no tiene ninguna conexión real con los hoy detenidos. Este sería el tercer viaje que harían desde Caracas a Beijing durante 2017, y ya previamente lo habían hecho en 2015 y 2016”, revela una fuente no oficial de la Oficina Nacional contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo (Oncdoft), adscrita al Ministerio para las Relaciones Interiores, Justicia y Paz, que no desea ser identificado.

En los registros judiciales del caso de trata de personas, detallados con la nomenclatura MP – 506926 – 2017, se establece que Oriana Brito habría captado a las víctimas en centros nocturnos de tres capitales centro occidentales venezolanas: Maracay, Valencia y Barquisimeto.

El mismo expediente identifica a las víctimas como Jairelys, Maire, Rachel, Melissa, Atenas y una menor de 17 años. Estos nombres fueron asignados en el tribunal para proteger la verdadera identidad de las involucradas, como lo estipula la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y Financiamiento al Terrorismo en Venezuela.

En el Tribunal Segundo de Violencia contra la Mujer del estado Vargas se lleva a cabo el juicio sobre este caso de trata de personas.
Foto Nadeska Noriega

De acuerdo con las declaraciones ofrecidas en las investigaciones previas por las jóvenes venezolanas, Brito se mostraba como una modelo con bastante trabajo y solvencia económica. La versión que ofrecía en los centros nocturnos era del éxito de las venezolanas en Beijing, por su tipología exótica. El trabajo que hacía era en la promoción de productos, restaurantes o centros recreativos en famosos centros comerciales. Muchas jóvenes se obnubilaron con tal proposición. Más de 23 acudieron a una especie de casting. Brito hizo la selección de quienes viajarían ese mes de noviembre. Yanzhen Wu dio su visto bueno en un encuentro informal en Valencia, donde se entrevistaron con un cirujano plástico, por si hacía falta algún tipo de retoque estético a las afortunadas elegidas.

Los expedientes también dan cuenta de la modalidad de la propuesta: la empresa pagaría pasajes, el costo de la intervención quirúrgica y la estadía del primer mes. Esa inversión sería cancelada con trabajo. Otro detalle que se revela en el expediente es el perfil de las víctimas que serían llevadas a Beijing: entre 17 y 22 años, universitarias, de clase media baja y que habían mostrado interés por algunos tipos de certámenes de belleza.

“La realidad venezolana hace a todas las jóvenes con aspiraciones y poca malicia, presas fáciles. También está el caso de quienes ante la crisis, ven en estas opciones una salida fácil, que después resulta una condena. En este caso todas las experticias señalan ese modus operandi. La vida, los viajes y las fotos de Brito sirvieron de señuelo. Algunas sabían que quizás en algún momento, esto de ser promotoras, iría más allá. Pero nunca pensaron que sería una trata de personas o que estarían en riesgo de ser esclavizadas una vez llegaran a Beijing”, asegura la fuente.

Mientras, en el aeropuerto de Maiquetía, tras el descubrimiento de este caso, más funcionarios han recibido talleres para actuar como perfiladores y poder atajar a quienes intenten embaucar a venezolanas, incluyendo a los funcionarios de la Guardia Nacional del Destacamento 45, donde Yu Huang Feng, Yanzhen Wu y Oriana Brito, esperan por la conclusión del juicio y la imposición de sanciones.

Con engaños captan a víctimas de trata de personas (infografía)
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Venezuela se enfrenta a la trata de personas
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Información:
Investigación Especial El Pitazo